lunes, 15 de noviembre de 2010

Crítica Mínima 3: La estética del matrimonio.

Cuando Sören Kierkegaard escribió su famoso ensayo sobre la legitimidad estética del matrimonio, quizá no imaginó que este acto se convertiría con el tiempo en una constante en el mundo del arte contemporáneo.
Varios artistas han asumido esta estrategia: desde Jeff Koons, quien se casó con la famosa 'pornostar' Cicciolina, hasta la boda de Rivera Salvatierra Bluebox, quien se casó en acto litúrgico con una lesbiana, siendo él gay.
Hoy podemos afirmar que el matrimonio es para algunos artistas un lugar de reflexión plástica, en el que se cuestionan las normas de control migratorio en bodas de otras nacionalidades.
Este es el caso de la artista serbia Tanja Ostojic, quien lanzó su obra  'Looking for a husband with a EU Passport'  (2000-2005) el jueves pasado, en una sala de la Facultad de Artes ASAB.
Su obra, compuesta por fotografías y videos, testimonia una acción que duró 5 años y comenzó en el año 2000, cuando publicó un anuncio para casarse con un hombre de la Unión Europea y recibió más de 500 proposiciones.
Decidió casarse con un hombre de origen alemán, después de intercambiar correspondencia durante casi seis meses. En el 2001, acordó un encuentro- performance  con el artista Klemens Golf, en los jardines del Museo de Arte Contemporáneo de Belgrado, y un año después se casó por lo civil.
Así, obtuvo una visa de tres meses únicamente para vivir en Alemania y luego, un permiso para trabajar tres años. Y en el 2005, cuando comenzaba a gestionar el proceso de asimilación e integración, decidió divorciarse.
Con esta obra-instalación de video, documentos y fotografía, la artista cuestiona, de manera magistral, las leyes de inmigración estrictas en los países de la Unión Europea y sienta las bases de una propuesta estética que va de la mano de "una opción de descolonización", en la que, al parecer, no hay límite entre el arte y la realidad.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Crítica Mínima 2: Revelando la pintura inconsciente.

Un conjunto de artistas que participaron por el Premio Bienal de Artes Plásticas y Visuales 2010 expone en la Fundación Gilberto Alzate Avendaño.
Los soportes técnicos que usan van desde la pintura hasta la video-instalación, pasando por la fotografía y el dibujo, lo que amplía la idea reducida de algunos 'críticos de canapé' y seudocuradores que insisten en pensar que el arte contemporáneo se define por una técnica en particular y elogian las exposiciones llenas de pantallas.
Una obra llamó mi atención y, al parecer, la de buena parte del público, por lo que pude observar: Puerta negra  (2010), de Raúl Cristancho.
Está formada por varias fotografías digitales que dan cuenta de una especie de geografía pictórica a partir de una situación: el artista, en busca de lo que él denomina "hechos pintados", se encontró con un taller de ornamentación de metal y pintura.
Sobre la puerta, que sirve al artesano de soporte para pintar rejas y puertas, se ha depositado a lo largo de los años pintura industrial, que ha terminado por transformar la superficie en un verdadero evento pictórico que recuerda algo del expresionismo abstracto y del materialismo pictórico, como el del catalán Antoni Tàpies.
Sólo hay que saber mirar Raúl Cristancho, pintor de formación, logra revelar con la fotografía una superficie pictórica inigualable. "Ningún pintor es capaz de realizar una pintura como esa", exclama el artista, maravillado por el hallazgo.
"Esa pintura inconsciente, realizada por un artesano que utiliza el soplete -continúa-, devela un gesto pictórico fundamental a toda obra de arte".
Esta frase nos recuerda que el arte está en todos lados y es ejercido por cualquiera, sólo hay que saberlo evidenciar y mirar, como decía Marcel Duchamp. 
Puerta negra  es un señalamiento fotográfico de un "acto pictórico inconsciente", refuerza la idea de que la pintura no ha muerto y que la fotografía, más que nunca, nos muestra lo que nuestros ojos no ven, como decía Wim Wenders (1974) en su película  Alicia en las ciudades .
Una obra que abre la puerta a una reflexión más amplia de lo que consideramos como pintura.

domingo, 31 de octubre de 2010

Crítica Mínima 1: La Pintura no ha muerto.


Se ha gritado a los cuatro vientos que la pintura ha muerto. Desde el nacimiento de la fotografía en el siglo XIX, que puso en apuros a los retratistas, hasta que el coleccionista inglés Charles Saatchi en la década de los noventa del siglo pasado, insistiera que la pintura ya no tenía sentido. 
Por fortuna esta sentencia hoy está muy revaluada y artistas contemporáneos han logrado seguir pintando apoyados en las ventajas que ofrecen las nuevas tecnologías, como la artista brasileña Karen Aune que expone  Neoptiks ß, en el Museo de Arte Moderno, de Bogotá.  Su obra es una reflexión plástica que se extiende por toda la sala, de las paredes y el techo de donde parece chorrearse hasta el suelo. 
La artista se apoya en dos referentes formales: Ernesto Neto, quien realiza "esculturas" pictóricas o "pinturas" escultóricas que se expanden en el espacio, y Adriana Varejao que realiza sus famosos muros de carne.
Esta estrategia formal hace que el espectador se aleje de una cierta pasividad retiniana para adentrarse en la pintura, tal y como sucede en la película  Sueños  (1990), de Akira Kurosawa, donde el protagonista se sumerge en los cuadros de Van Gogh. Según explica la artista: "Es pasar un poco la raya de lo que consideramos como pintura". Su obra, apoyada en un hiperrealismo, está compuesta por varios módulos.
Es una pintura-instalación, realizada con esmaltes y acrílicos de colores muy fuertes, que logra abrir una ventana perceptiva, donde el ojo se sumerge en una especie de ebriedad óptica. En cuanto al contenido, Aune insiste que su obra "es una ficción de lo que pasa con nuestro cuerpo en este momento híper-ultra-tecnológico".
La tecnología no es cuestionada pero tampoco demonizada; sirve de soporte para pensar el cuerpo como una constitución de microorganismos que nos hacen pensar en una configuración espacial de otros mundos.

viernes, 29 de octubre de 2010

Crítima Mínima.

Desde hace un buen tiempo se ha gritado a todo pulmón, que la crítica de arte para un público más amplio del restringido mundo del arte no existe. Para enfrentar tal sentencia y llenar un cierto vacío hemos creado una columna de crítica de arte en el diario impreso El Tiempo, gracias a la confianza de sus editores. Es para mí un verdadero reto el poder hacer crítica de arte para un público no especializado y en pocas palabras decir lo que hay que decir. Estas columnas apuntan a lo esencial, y son un verdadero abrebocas y complemento para la crítica que he desarrollado desde hace diez años en Vistazos Críticos.  Crítica que se ha desplegado a la revista chilena Escaner Cultural y recientemente a la revista Art Nexus, Arte en Colombia. Así entonces nace Crítica Mínima, una columna semanal que tratará de dar cuenta de las diferentes prácticas artísticas y culturales de nuestro contexto.

Ricardo Arcos-Palma
29 Octubre del 2010.